23.3.08

26/12/2003

Que se vayan todos...
Nos deshicimos del médico que nos aplicó la quimio. Dolorosa pero necesaria, aunque no del todo efectiva. Pero nos quedamos con el cáncer: El peronismo populista.
Las últimas dos metástasis nos provocaron el default y la devaluación, con un resultado de un 57% de necrosis en el organismo (nivel de pobreza).
El diagnóstico es que con el tratamiento actual estamos teniendo gran efectividad en lograr que el mundo nos olvide.
El país K es el país Kevorkian.

(El Dr. Kevorkian es un médico partidario de la eutanasia, ha asistido a personas enfermas que querían dejar de sufrir, a través de una muerte apacible).

Los argentinos somos una sociedad autodestructiva.

Dijo Alejandro Rozitchner: ¿Y si nuestra delicadísima situación nacional no fuera una caída sino un logro? ¿Si algo nuestro, muy argentino, se estuviera satisfaciendo en este momento de desastre? ¿Es posible que suceda algo tan extraño? No queremos salir de la crisis, es mentira. Decimos que nos gustaría ser un país que funcione pero es falso, sentimos una poderosa atracción por el desastre. Hemos trabajado duramente para lograr esta sensación de abismo que hoy nos tiene hipnotizados. Durante años pusimos moneditas de angustia, escepticismo, crítica, pasividad y desconfianza en la alcancía del fracaso y por fin lo conseguimos: la crisis es nuestra criatura, nuestro bebé, estamos en la gloria.

Dijo James Neilson: Aunque sería difícil negar que por lo que ha hecho y por la mentalidad que encarna el movimiento peronista ha sido el máximo responsable de la transformación de la Argentina de una de las naciones más promisorias de la Tierra en un paria internacional, se las ha arreglado para reinar sobre las ruinas con el consentimiento de buena parte del electorado, acaso porque en tiempos duros la gente prefiere sentirse protegida por los más pesados del barrio a arriesgarse enojándolos aun cuando sospecha que dichos pesados pueden estar detrás de todo cuanto la asusta.

Tenemos que lograr vencer esta tendencia autodestructiva. Romper con las barreras que nos impiden generar bienestar y nos impulsan irremediablemente a una catástrofe tras otra.

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