11.7.08

12/7/2004


América del Sur se liberará cuando se libere de sus liberadores.
Juan Bautista Alberdi

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Kirchner, mirando al techo y como esperando un mensaje del más allá, salió a pedirle perdón en nombre del Estado al fantasma de Favaloro. Le faltó decir que el neoliberalismo asesino de los noventas fue el que tiró del gatillo del arma del suicida.
Es muy tentador armar una fundación sabiendo que cuando te vaya mal siempre le podrás pedir ayuda monetaria al Estado.
Es muy beneficioso para el político salir a capitalizar una "causa noble", aún cuando se haga a costa de un muerto con simpatía en la opinión pública. Y si se puede hacer aún más leña del árbol caído en el intento, mucho mejor.
Presidir una fundación se parece mucho a hacer caridad con plata ajena y llevándose todo el mérito.
Una empresa privada no habría tenido el problema que enfrentó Favaloro. Sin embargo el cardiólogo buscó otro camino.

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