Quienes dicen ser defensores de los derechos humanos -tal vez no todos, pero sí sus más destacados representantes- son gente que está en contra del orden y a favor del caos. Desprecian a las instituciones, especialmente si portan uniforme. Odian a los jueces, a la policía y a las fuerzas armadas. Pero si llegaran al poder no dudarían en reemplazarlos por tribunales revolucionarios, un sanguinario ejército popular y una opresora policía del pensamiento.
Para ellos los gobiernos de las democracias republicanas son detestables herramientas de opresión de las masas, mientras que en países como Cuba, China o Corea del Norte, nadie viola los derechos de nadie y todos viven en paz, armonía y libertad.
Por eso, el terrorismo de los montoneros y el erp de los setentas no fue terrorismo de Estado solamente porque no ganaron. Si hubieran ganado habrían instaurado su propio terrorismo de Estado.
¿O acaso nos hubieran permitido a los disidentes escapar a Miami?
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Recomendamos el editorial sobre Hebe de Bonafini en La Nación de hoy:
http://www.lanacion.com.ar/04/04/08/do_590380.asp
LA NACION | 08.04.2004 | Página 16 | Opinión
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Armas:
No desarmar a las víctimas.
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Chiste de Rolo Villar:
La política argentina es como el chin-chón: mientras uno roba el otro espera.
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